miércoles, 15 de agosto de 2018

Las imágenes espejadas

Las imágenes espejadas estas hechas de la misma sustancia que los sueños y provocan los mismos efectos en el alma del que las contempla.
Cuando nos sumergimos en los sueños somos incapaces de vislumbrar lo que nos rodea. Los sueños describen en cierto grado la realidad. Por eso, confundimos sueño y vida. Las fantásticas imágenes espejadas recuerdan a la escena del teatro. Ponen más cerca el más allá que lo terrenal.

" las imágenes espejadas, las imágenes que devolvía el espejo, eran como espejismos. Inconscientes, lejanas, inaprensibles, ilusoriamente irreales. Le desvelaban al espectador un mundo fantástico que respondía a todas sus expectativas y carencias. El universo tras el espejo era más fascinante porque en él, todo estaba y se comportaba según sus mas íntimos deseos que en el mundo terrenal"

                    Alicia en el país de las maravillas. -Lewis Carroll-



 
Aurora López Castaño. 2009

Pantomimas del deseo,

Visiones de la muerte.

Conozco muchas clases de miedos. Miedo al dolor, al vacío, a la desorientación, al recuerdo...
Dentro de nosotros, en la soledad de nuestra casa insustancial, en la conformidad de sus desencantos e incluso en la enfermedad y sus síntomas obsesivos que acumulan las hojas secas en el alma y hacen ruidos huecos en los momentos de pasatiempo interminable, se encoge el ser en una autocompasión donde se envuelve con vendajes resignados y es así, como una vez, vivieron los locos rebeldes y heridos, que atormentados por la existencia, silenciosos y condenados, obraron en el mundo, en sus largos días y en sus inmensas noches.
 
La vida nos propone realidad y sueños.
 
 
Nadie puede volver ciegas las estrellas.
Nadie camina sobre el mundo sin soñar el aura espectral que nos sostiene en las
cuerdas raídas de la desnuda psique.
 
Aurora L. Castaño

 



jueves, 16 de enero de 2014

Las aguas profundas

      "El agua es una realidad poética completa.
El cuento del agua es el cuento humano de un agua que muere. La entonación comienza a veces, delante de un agua limpia, llena de inmensos reflejos, que murmuran como músicas cristalinas.
Concluye en el seno de un agua triste y sombría que transmite extraños y fúnebres murmullos. (...)

La ensoñación en el agua, al reencontrar a sus muertos, muere, como un universo sumergido. La vida de un agua imaginaria, la vida de una sustancia muy personalizada, por una poderosa imaginación matérica; requiere los temas de la vida atraída por la muerte, la vida que busca morir. El agua proporciona el símbolo de una vida especial atraída por una muerte especial (...)

¿Dónde esta lo real: en el cielo o en el fondo de las aguas? En nuestros sueños infinitos,  el infinito es tan profundo en el firmamento como bajo las aguas. El sueño le da al agua el sentido de la patria más lejana, de una patria celeste."


El agua y los sueños

G. Bachelard



sábado, 11 de enero de 2014

El sexo y el espando. Pascal Quignard


"Llevamos en nosotros el desconcierto de haber sido concebidos"

"el desconocimiento de haber sido concebidos... y nunca podemos ver esa cosa que se mira a la vez... Venimos de una escena en la que no estábamos. El hombre es aquel a quien le falta una imagen... es una mirada deseante que busca una imagen detrás de todo lo que ve". No vemos su imagen, que nos obsesiona, que es para su autor, cada vez más fascinado por el origen, lo fundamental, como el sexo que lo origina, y así lo hacemos visible en la literatura, los cuadros y las imágenes, pero su invisibilidad produce espanto, aunque no fue así, pues hubo un seísmo entre las culturas griega y latina, cuyo cruce fue como un choque de placas continentales que aquí describe el autor como un cruce entre el erotismo alegre y preciso de los griegos y la melancolía aterrada que llegó con la Roma de Augusto (entre el 18 antes de Cristo al 14 de después, treinta años precisos que descolocaron el sexo en el mundo). Aunque parezca un canto griego, lo que hace Quignard aquí es un canto elegiaco a la cultura romana, que describe en historias, mitos y leyendas. ¿Cómo separar entonces el sexo del espanto, que están juntos en nuestro propio origen? Van unidos como la carne, la piel y los huesos, claro está. ¿Cómo decir que por su escritura, su cultura y su pensamiento estamos ante un gran libro de verdad, como si nos hubiera sido extraído y rescatado de entre las lejanas cenizas de un volcán todavía sin apagar, pues aquí estamos?

El País 

                                             
                                                Narciso. Fotografía, Aurora López Castaño

domingo, 2 de junio de 2013



Clarice Lispector, Un soplo de vida (Fragmento)



      
     


Muchas veces escribir es acordarse de lo que nunca ha existido ¿Cómo lo conseguiré, saber lo que ni siquiera sé? Así: como si me acordase. Con un esfuerzo de "memoria", como si yo nunca hubiese nacido. Nunca he nacido, nunca he vivido: pero yo me acuerdo, y ese recuerdo está en carne viva.

Tengo miedo de escribir. Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. Es en este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso, de él extraigo sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: Las palabras que digo esconden otras ¿Cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo.
Meditación leve y suave sobre la nada. Escribo casi totalmente liberado de mi cuerpo. Como si éste levitase. Mi espíritu está vacío por tanta felicidad. Tengo ahora una libertad íntima sólo comparable a un cabalgar sin destino a campo traviesa. Estoy libre de destino. ¿Será mi destino alcanzar la libertad? No hay una arruga en mí espíritu, que se explaya en espuma fugaz. Ya no me siento acosada. Estado de gracia.
Estoy oyendo música. Debussy usa la espuma del mar que muere en la arena, refluyendo y fluyendo. Bach es matemático. Mozart es lo divino impersonal. Chopin cuenta su vida más íntima. Schubert, a través de su yo, llega al clásico yo de todo el mundo. Beethoven es la emulsión humana en tempestad que busca lo divino y sólo lo alcanza en la muerte. Yo, que no pido música, sólo llego al umbral de la palabra nueva. Sin valor para exponerla. Mi vocabulario es triste y a veces Wagneriano.- polifónico-paranoico. Escribo de manen muy sencilla y desnuda. Por eso hiere. Soy un paisaje agrisado y azul. Me elevo en la fuente seca y en la luz fría.
Quiero un escribir desaliñado y estructural como el resultado de escuadras, de compases, de agudos ángulos de un estrecho triángulo enigmático.
¿«Escribir» existe por sí mismo? No. Es sólo el reflejo de una cosa que pregunta. Yo trabajo con lo inesperado. Escribo como escribo, sin saber cómo ni por qué: escribo por fatalidad de voz. Mi timbre soy yo. Escribir es un interrogante. Es así: ?
¿Me estaré traicionando? ¿Estaré desviando el curso de un río? Tengo que confiar en ese río abundante. ¿O habré puesto un azud en el curso de un río? Intento abrir las compuertas, quiero ver brotar el agua con ímpetu. Quiero que haya un clímax en cada frase de este libro.
Paciencia, que los frutos serán sorprendentes.
Este es un libro silencioso. Y habla, habla en voz baja.
Este es un libro flamante: recién salido de la nada. Se toca al piano, delicada y firmemente al piano, y todas las notas son límpidas y perfectas, unas separadas de las otras. Este libro es una paloma mensajera. Escribo para nada y para nadie. Si alguien me lee será por su propia cuenta y riesgo. No hago literatura: sólo vivo al paso del tiempo. El resultado fatal de que yo viva es el acto de escribir. Hace tantos años que me perdí de vista que vacilo en intentar encontrarme. Me da miedo comenzar. Existir me da a veces taquicardia. Me da tanto miedo ser yo. Soy tan peligrosa. Me pusieron un nombre y me apartaron de mí.
Siento que no estoy escribiendo todavía. Presiento y quiero un hablar más fantasioso, más exacto, con mayor arrobamiento, que haga volutas en el aire.
Cada nuevo libro es un viaje. Pero un viaje con los ojos vendados por mares jamás vistos: con la venda en los ojos, el terror de la oscuridad es total. Cuando siento una inspiración, muero de miedo porque sé que de nuevo viajaré sola por un mundo que me rechaza. Pero mis personajes no tienen la culpa de que así sea y entonces los trato lo mejor posible. Ellos vienen de ningún lugar. Son la inspiración. Inspiración no es locura. Es Dios. Mi problema es el miedo a volverme loca. Tengo que controlar Existen leyes que rigen la comunicación. Una condición es la impersonalidad. Separarse e ignorar son el pecado en un sentido general. Y la locura es la tentación de poderlo todo. Mis limitaciones son la materia prima que ha de trabajarse mientras no se alcance el objetivo.
Yo vivo en carne viva, por eso me interesa tanto darle cuerpo a mis personajes. Pero no aguanto y los hago llorar sin venir a qué.
¿Raíces que no están plantadas y se mueven por sí solas o la raíz de un diente? Pues también yo suelto mis amarras: mato lo que me molesta y, como lo bueno y lo malo me molesta voy definitivamente al encuentro de un mundo que está dentro de mí, yo que escribo para librarme de la difícil carga de ser una persona.
En cada palabra late un corazón. Escribir es esa búsqueda de la veracidad íntima de la vida. Vida que me molesta y deja a mi propio corazón trémulo el dolor incalculable que parece necesario para mi maduración: ¿maduración? ¡Hasta ahora he vivido sin madurar!
Sí. Pero parece que ha llegado el momento de aceptar de lleno la vida misteriosa de los que un día morirán. Tengo que comenzar por aceptarme y no sentir el horror punitivo del cada vez que caigo, pues cuando caigo la raza humana cae también conmigo. ¿Aceptarme plenamente? Es una violencia contra mi vida. Cada cambio, cada proyecto nuevo causa asombro: mi corazón está asombrado. Por eso toda palabra mía tiene un corazón donde circula sangre.
Todo lo que aquí escribo está forjado en mi silencio y en la penumbra. Veo poco, casi nada oigo. Me sumerjo por fin en mi hasta la matriz del espíritu que me habita. Mi fuente es oscura. Estoy escribiendo porque no sé qué hacer de mí. Es decir: no sé qué hacer con mi espíritu. El cuerpo informa mucho. Pero yo desconozco las leyes del espíritu. El divaga.”

miércoles, 29 de agosto de 2012

De márgenes y ausencia

Una voz extasiada desde la ventana atrae esta agonía hasta tu ausencia. Una distancia de milímetros entre tu silencio y mi apetito me espanta y me trae las palabras ancladas de tu mudez en forma de sombras vírgenes que descubrir en mis oídos sedientos de agarrarse a la roca muda  de tu lengua, en el día, en la noche, en los milenios... Respiro solo por si recibo de ti un soplo de tus latidos, ya que muere mi cuerpo en tu silencio, centímetro a centímetro, entre esta distancia que me entierra el corazón en tu voz estéril que no nace, que no corre, que no anega, que se pierde.
 Estéril a tu quietud permanezco en pausa yerma ante tus palabras previas al sonido.
Esta distancia atrae el favor de tu ausencia hasta los márgenes que corrigen el espacio del trozo de ser que me restas. Desviar la mirada es el hechizo que me mantiene engañada para soportar el miedo color de mis venas. Se sientan mis ganas a esperar tu llegada de vez en cuando para distraer la espera amarga vestida de tiempo decapitado. El eje de mi armazón se tumba de lado tapando un detrás y sufriendo un delante a veces tuyo, a veces abismo. Solo me queda precipitarme a mi propia piel una vez mas, para sellar márgenes que almacenen lo que una vez existio y fue compartidos entre nosotros. Ahora, el color gira a incoloro y ya no percibo ni las esquinas, ni los acontecimientos. Tu ausencia me ofrece la perdida en la lejanía de tus ecos y se escapan regresando despues a mi condena.
Cartografiar  el anhelo me ayuda a situarme en el cruce previamente a decisión. Nada conozco y sin embargo sigo respirando y me desplazo en cuanto a esperas largas que me hacen viajar pasando otra vez por ti, por mi, pero te vuelves a ir mudo de la misma forma que llegaste. Lleno de silueta muda te escondes en el pausado contorno de tu presencia ausente. 
Ahora si, medio dibujo un mapa que me ayude a sitiarme en la nada. Sé que es un imposible ya que no existen delimitaciones, por eso no importa donde permanezca, permanezco simplemente. Arrugo el espacio y paso por entre las grietas que me obligan a seguir un camino azaroso. Siento que estoy a  medias en cualquier parte y me reafirmo en los pliegues para no desvanecerme. Soy barrida por soplos cercanos, tal vez de tormentas reprimidas de ira. Pero mi apuesta continúa y llego precipitada a la ilusión de una estación que me da espera. La estación que empuja vagones a los márgenes. Uno  
de ellos lleva tu nombre, sin embargo, no estas dentro. Se escapa y me deja clavada pero sin plantas. Soy ya una línea más en este mapa. Me confundo con las diagonales  y los ríos. Ya, volver a seguir y 
buscarte es imposible. Me sirven entonces unas alas que abro para no sentir el vacío de los caminos. El recorrido hasta aquí ahora se vuelve pérdida y se esfuma sin remedio. Con ganas de seguir buscándote abro una puerta. Es la fantasía. Me ofrece; decidir, inventarte, escucharte, reflejarme, extasiarme y a veces inundarme de ira para recordarme a mí mísma que no muy lejos de esta puerta, al reverso, está la realidad. Está tu ausencia perdida que se resiste a mis encuentros, a mis persecuciones...
Y a partir de este instante, es este mapa lo que tengo tuyo, o quizás solo sea mio, o del propio vacío que nos barre y que fatalmente hace que ni siquiera nos encontremos en el polvo del trayecto. 
Sin remedio,evito la realidad para viajar y recorrer tu mundo mentor de mi mapa. Pero este mundo olvidado, no procura nombres, no procura destinos, ni paradas, ni direcciones...sólo un vagar sin sentido ni forma. Omnipresente mi cuerpo obligado a buscarte en tu tierra prohibida. 
 
 
 
Aurora L. Castaño

martes, 24 de abril de 2012

Ensueño y letargo.

Voy visitante hacia el sueño desenfocado. Avanzo como sin defensa a beber su verdad supuesta.
No encuentro límites, sólo existen cristales de aire vacío y confuso de luz, y es entonces cuando mi estado requiere un decorado ilusorio que habitar recíprocamente entre alma y ensueño compitiendo en el momento vivo, previo a su propia desaparición.
¿Es el sueño quien nos rodea o es nuestro aletargamiento el que alimenta la conciencia perpetuada del destino humano?
¿Es este ensoñar el documento que ha de relatar la teoría individual tapada a la fuerza?
¿Es espectro o criatura quien nos gobierna el estímulo de la presencia insustancial que nos acontece previo al sueño?
...

En el sueño nos comportamos como somos, somos un verdadero presente sin máscara al cual nos disponemos a presenciar y discurrir sin la mirada de otros, sin pantallas, sin mirillas de puertas que codicien a sus víctimas.
Aún muy atrapados en el sueño somos extraordinariamente libres, pues convivimos con nuestro estado mismo. Un espacio en el que cabe el todo deformado y todo lo reconocido. Es abismo del terror y paraíso al mismo tiempo.
El ardiente deseo de poder convertirnos en sustancia de sueño breve calma la inmensa pena que da paso al secreto revelado en el transcurso de la oportunidad invisible.
Se siente el sueño en el alcanzar de acontecimientos im-posibles. En el sueño no nos consideramos humanos, sólo estado de conciencia expandida.
 Somos la lucidez del deseo ante la palabra, 
la sangre aislada ante los significados,
lo saciado frente al antojo insatisfecho,
somos la reliquia de ser ante lo mortal,
y el egoísmo vivo ante el todo ordinario.
Y ahora, siempre y perpetuamente, todos buscamos cobijo en la tentación del encuentro aspirado al abrir la mente al ensueño.
Huimos del estado de sangre para encontrar el último refugio, el extravío, la evasión final desterrada del cuerpo.




Aurora López Castaño


miércoles, 18 de abril de 2012

RUIDO DE ESPEJO.

A la escucha doble de lo representado...
Dos, uno y otro.
El otro en callado silencio emite ruido de espejo, un reflejo sellado. 
El uno se muestra en eco que invierte sustancia.
El otro aguardando mudez infinita, sin tierra, solo callada de hielo transparente. 
El doble creído cubierto desde lo amado cuando deviene creación imaginante de apetito que traspasar. 
Este es el colmo cubierto encontrado del verdadero amor, infinito, no afirmado, ni acotado, ni racionado, ni estrecho, ni único, solo sentido en un abrir acontecer errante deseoso de poseer sentido y ser poseído de sentimiento desde adentro en apetecible interior.
Todo apetito apetece desde adentro.
La no sustanfcia que reclama materia llena los huecos desesperados del no acontecer rítmico, no armonico, no esparcido, no levantado, no emergido. 
El otro, en apetito de uno conlleva ruido de espejo, desde el no sitio, aquel que golpea dentro en el inmenso ser sentido respondiendo de sombra del uno ante el espejo del otro, apetecible sitio sentido del apetito mostrado.



Aurora López Castaño




domingo, 25 de marzo de 2012

Tizas...

Video acerca de la infancia rescatada en la herida del pasado. 
Huella e identidad a través del álbum familiar, el archivo biográfico de quienes carecen de fotografías en la infancia.
Deconstrucción de la biografía rescatada

Aurora López Castaño

Tizas...


El ruido, las palabras, los intrusos, las voces y los sonidos sobran...
Sólo tú, tu silencio, las tizas, el momento salvado, las lineas marcadas y el infinito hacer, son el alimento del milagroso acontecer.

viernes, 16 de marzo de 2012

EL HUERTO, el almacén privado.

Un ecosistema humano regado de agua de escultura se hace reflejo en habitáculo de cuna justo antes de someterse a ensueño.
El origen donde han nacido las lágrimas biográficas que se escurren sobre nuestro territorio ciego vacío de espejos sobre peanas que vienen a sostener el aura del ensueño que echa por aire la guardia de la noche.
Cuando salvas lo escondido se escapa la pérdida hambrienta del secreto desde su caja, su habitáculo, su cuna...
Un almacén bastaría para guardar las reservas poseídas de la permanencia viva.
Un guardián también sería necesario, esencialmente necesario con óculo disparatado al que burlar con la sustancia que compone nuestra presencia cada vez que queramos acceder.
Dentro, una vez más, tendremos lugar a poseer lo creado, el hechizo sin reglas de la materia invisible,
la marca iluminada de nuestro método instalado en el entresijo con luz de libro,
y fluido de aura de huerto en su prólogo y a cada tema un largo discurso de almacén privado para saciar la hambruna de desasosiego y sequía que el ecosistema humano somete antes de partir a tierra.



 

Aurora López Castaño

domingo, 4 de marzo de 2012

La liturgia de los rincones secos...

Consistía en buscar el olvido identificado en la sequía del sitio invadido,
en los que siempre velan y se sientan a ocupar las normas de la memoria.
Quien conoce las horas de escenas miradas trémulas de compases abiertos al infinito,
poblando el vacío y pariendo imitaciones desde el resurgimiento ya mostrado.
El transcurso del tejer horas se vuelven casas oscuras que nos invitan a sus despojos,
nos llaman con murmullos de lumbre en el hueco espacio anónimo que espera el relato
llamado ruina del reflejo ya extinguido de la voz sellada.
La liturgia consistía en hacer reflejar el espejo de piedra que nos devuelva enteros.



Aurora López Castaño

sábado, 18 de febrero de 2012

Nunca me miras desde donde yo te veo...

Para lo que nunca termina de ser enterrado en el qué si es que hay un final.
Me apresuro a descontar el tiempo en que me sumergo dormida y me lleva a consumirme en el tinte borroso del resultado espotáneo del recuerdo...
Puede que nunca me reencuentre en la memoria que me recuerda, hacer el esfuerzo de nacer para ser creido en palabras vivas de la virtud acortada.

No basta sólo en abrir los pensamientos relámpagos,
sino en establecer miradas sobre la piel donde tu miras la ausencia que yo he de inventar
para hacer algo que tenga sentido...
algo que merecza ser incógnita en la voz, y
un discurso en la mirada.


Aurora L.Castaño

lunes, 13 de febrero de 2012

Siempre me obligo a buscarte, le debo a la vida ser tuya.


Como principio,
(... me lo debo a mí misma como susurro de semillas para tener la posibilidad de ser,
siendo testimonio vertido en el pliegue de lo naciente, siendo el blanco fusionado del todo,
lo erguido, lo que brota fuera de sí, el totem, la espuma del milagro.
En el esparcirse del sórdido estruendo del sentirte, ahí seré tuya, en el hueco que me permitas serlo.
En la ley intocable de ser piedra, en el tocar la duda, en el merendar lágrimas a la tarde,
en el calendario humano y su reconcilio en la metamorfosis, siempre seré ahí.)



Y ahora sí, me destino a lamer las heridas...

Surgió que al recoger la tierra busqué incansable la razón que pisamos, la herida de ser, siendo reconcilio doloroso...
Ahora, un eco invertido en el pensamiento viene a salvarnos, la voz que satisface el halago.
El misterio radica en el descifrar de futuros óvulos hirvientes en la cólera de la espera.
Esto también es herida de lo futuro protegido, porque los animales lamen en el pedir de un llévame.

Lamer es un acto sagrado deconstruyendo nuestra biografía.

Las heridas lo que dejamos entrever del descamino en la esperanza de encontrar el esbozo de una cura.






                                                             Aurora López Castaño

lunes, 9 de enero de 2012

LA ARENA VESTIDA.

De árida soledad se siembra el lamento, en el sentir de las cenizas desveladas, en la rotura de la luz de agosto, en los intervalos de diminutas respiraciones... Reconstruyendo el sentido del cálido secreto que nos aporta alimento y abandono, asomándome a las olas, Elena de Troya me llama extraviada, no hay sonrisas y el nácar está frío, me atraviesa las puertas de mi vejez porque se desvanece esta arena frente al espejo cada día y el único signo que lucha por reunirse al abismo de los tejados es lo eterno de mi lápida.



Aurora López Castaño


domingo, 4 de diciembre de 2011

Salvemos las piezas que consideremos maravillosas.

De noche, en la inmensa oscuridad, enfrentarnos a la muerte nos desnuda el alma.
Nadie alrededor, parados y contemplando un lugar donde no hay nada y nada podemos esperar, nos sentamos a escuchar, seguros al vacío, nadie puede herirnos, ni siquiera sentimos ya miedo de ser heridos, pero sí tememos estar solos, en la soledad absoluta. El infierno que hallamos en la ausencia de otros, el verdadero infierno de fracasar en la huella de nosotros en otros.
Un vínculo de intercambio, un pensamiento en el recorrido del miedo en la sensacion que sentimos al creer que hemos conquistado algo, cuando no hemos ganado nada nuevo. Vacío expresado en la ira, cuando sentimos la pérdida, este malgastar nuestra vida, este perder inútilmente el tiempo.  Consecuencia: un fallo de poder en el pasado.
Persiguiendo tal misterio de dolor y recuerdo, buscamos desesperadamente un hechizo, un proceso intiutivo, ya que el sueño no es suficiente porque paraliza, ciega, con el hechizo viajamos a la tierra donde surge la vida, todo lo que nos rodea, donde nunca nos saciamos, si lo hiciéramos nos pararíamos a desasar contentos.  
Reflexión hacia "nuestro hábitat"
Aquello que sentimos y aquello que protegemos, todos los estados del ser, percibir, hacer, el derrame, el flujo, el chorreo, el rezumado, la colocación, el endurecimiento, la coagulación, el derretirse, el expandirse, el contraerse, y los aspectos voluntarios como escaparse, avanzar, reunir, dejar ir...
Louise Bourgeois.

lunes, 21 de noviembre de 2011

El cuerpo y la palabra se consideran invisibles, susurrar puede ser un descanso del ruidoso mundo de las palabras.
Rostro y página, cuerpo y página, sangre y tinta. Cuerpo y libro están abiertos.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Para siempre; Ana Mendieta. (Artísta y Diosa)

Mi arte se basa en la creencia de una energía universal que corre a través de todas las cosas [...]. Mis obras son las venas de la irrigación de ese fluido universal. A través de ellas asciende la savia ancestral, las creencias originales, la acumulación primordial, los pensamientos inconscientes que animan el mundo. No existe un pasado original que se deba redimir: existe el vacío, la orfandad, la tierra sin bautizo de los inicios, el tiempo que nos observa desde el interior de la tierra. Existe por encima de todo, la búsqueda del origen (Mendieta 216).

La obra de esta artísta se origina en la intención de abrir un nuevo mundo desde el ser que no pertenece a ningún sitio, sino que, se manifiesta entre varios mundos como un alma fronteriza y es esta obsesión de querer transmitir lo feminísta-sagrado, la violencia y las nuevas estructuras sociales que repercuten en el papel sagrado y mágico para mostrarnos lo que el universo nos ofrece al integrarnos en la naturaleza para recuperar nuestro origen divino.
En muchas de sus obras representa la vida y la muerte a tarvés de su cuerpo que lo aisla en un aura sagrada y espectral de la vida fundida en la naturaleza.
Ana Mendieta intentó ser una artista con una identidad fronteriza, fue mujer y tanto con su cuerpo, como con la silueta del mismo, representó un deseo de comunión con el universo, una necesidad de entrar de nuevo a formar parte de la tierra, que para ella significaba lo esencial, lo que nos da la vida y a donde regresamos al morir.

los artistas que hacen un “pacto con Mefistófeles” y venden su alma deberán vivir con el precio de sus acciones, “ya que no hay nada más bello y humanizante en una obra de arte que aquello que agudiza las sensibilidades y abre nuevos mundos al hombre, la función de un artista no es un regalo sino una obligación” .
El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero33/laberint.html

lunes, 24 de octubre de 2011

Hogar= conciencia arquitectónica.

Nuestros recuerdos del pasado son antiguos domicilios que figuran en la memoria...Estas moradas pasadas perviven en nosotros como ilusiones y si tienen muchos escondites como pasadizos, despensas, cuartuchos, torretas, nuestros recuerdos tienen muchos refugios definidos donde guardarse y perdurar.
(la casa cobija las ilusiones, la casa protege al soñador, la casa permite que se sueñe en paz con nuestros mas intimos deseos...) Gaston Bauchelard.
La casa es un signo de vida. Todo en ella lucha contra el imperio de la gravedad. Las paredes, los pilares, las proporciones, los espacios testimonian una resistencia al hundimiento, un aguante. La casa tiene líneas ciegas que la soportan para no precipitarse contra el suelo. Ese es el estado del ser humano, nuestro pasado se sustenta a través de una construcción metafórica, para configurar los fantasmas de nuestra memoria, el hondo espacio en que se encuentra el tejido más prieto y mejor trenzado del pensar y del sentir.
En el fondo de nosotros mísmos hay algo por encima de todo, un trauma, una pena, una pérdida que nos hace sentir la experiencia penosa del asesino, la persona que tiene que vivir con su conciecia.



eL (no sitio) era un lugar en el que había habido algo..., pero una vez desalojado, no había dejado nada.

Las huellas no vuelven al momento de la marca, carecen de origen, pero no de fin en la permanencia que parece perpetuarlas...como si no hubiera huella sino huellas, nunca las mismas y siempre repetidas. La marca de la escritura.
                 Blanchot.

Un recordar hacia delante, donde uno es quiado más allá de presente por la insinuación del espiritu que reside como una huella de su memoria.
Kierkegard.

Creo que de la misma forma en que el subconsciente acumula residuos de los instintos en el ser, la civilizaión emerge como acumulación y uso de experiencia pasada, llevada a cabo de una forma más o menos intuitiva.
Levi, Strauss.

Oscuridad de la noche, madre nuestra, ¿estas aquí para vigilar? Esquilo, Euménides.

El ser humano respecto a su esperiencia en la realidad, desde la perspectiva occidental se resume en el aislamiento individual para salvar su propia supervivencia, la mayoría de las personas parecen asumir la libertad en la forma y no en el fondo. El peligro se encarna en el dominio de la superestructura, en la cultura, siendo lo único que nos importa. La cultura es nuestra defensa y una manera de aclamación para los creadores de arte. Si luchamos por nuestra cultura estaremos luchando por nuestra vida.
Nuestra vida como circunstancia es algo real y simbólica pero hemos olvidado la alianza entre nuestro yo y la naturaleza, debemos esforzarnos por recuperar el sentido místico y mágico de la vida a través de la emoción y el sentimiento erótico de la unión que surge cuando nos entregamos a convivir con la naturaleza.
Si observamos nuestro cuerpo como un lugar sagrado, como parte de la naturaleza, nuestro físico será reemplazado por una presencia espiritual. Venimos soportando un terrible vacío que llenamos de otras cosas a consecuencia de que nos ha llegado el hambre hacia una fuerte sensación de necesidad de lo sagrado como pérdida de nuestro pasado remoto, pero que aún así, las molestias se hacen visibles cuando lo descuidamos o lo tapamos.
Desde nuestra cultura Occidental el ser se experimenta desde lo exterior, no desde lo interior. Nuestra naturaleza arcaica ha dejado de consagrarse milagro, ....POR ESO, atrebámonos a hundirnos en la tierra, dejémos huella en nosotros y alcancemos la autonomía psicológica desafiando la independencia existencial del cuerpo físico, volvámonos un aura vital, una abstracción de la vida orgánica para asociarnos con otros elementos, agua, tierra, fuego o viento, seámos sagrados para nosotros mísmos. Dejémos de alimentarnos en las ruinas de la cultura moderna.

martes, 11 de octubre de 2011

El cuerpo como casa. (conclusión a deshoras)

Prestamos atención al portal de los sentidos, donde buscamos ademanes del espiritu inquieto y mantenemos encendido el tiempo autómata de las expresiones, ríos de tintas, cimas de páginas rescatadas y expuestas a la luz. En la inmediatez del relámpago deseo, es el despiste quien nos susurra que estemos atentos, violentamente atentos a nuestra huella, donde lo bello se aroma y lo temible amenaza el qué hacer, es ahí donde conquistamos el vértice de la quietud absoluta interior que nos desnuda para darnos un nombre, el nombre que sirva para poseernos, para no recaer en el tedio oscuro de la despensa seca, para saciar el antojo del sabor que aun no existe.

El cuerpo como casa. El ser en el espacio.
2011

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Lo invisible se pronuncia en lo visible

La vida se manifiesta dentro de cada forma, la esencia nos impregna de sueños ¿podriamos imaginar cómo seria entrar en el sueño estando plenamente conscientes? nuestro ser es la puerta de acceso a la fascinación liberada intemporal respirando los intervalos que hay en el silencio de los sonidos aún previamente a la acción permitiendo a ese silencio que el sonido sea.



El cuerpo como música, ( cuarta parte, "El cuerpo como musica ", conclusión)
Aurora L.Castaño