miércoles, 29 de agosto de 2012

De márgenes y ausencia

Una voz extasiada desde la ventana atrae esta agonía hasta tu ausencia. Una distancia de milímetros entre tu silencio y mi apetito me espanta y me trae las palabras ancladas de tu mudez en forma de sombras vírgenes que descubrir en mis oídos sedientos de agarrarse a la roca muda  de tu lengua, en el día, en la noche, en los milenios... Respiro solo por si recibo de ti un soplo de tus latidos, ya que muere mi cuerpo en tu silencio, centímetro a centímetro, entre esta distancia que me entierra el corazón en tu voz estéril que no nace, que no corre, que no anega, que se pierde.
 Estéril a tu quietud permanezco en pausa yerma ante tus palabras previas al sonido.
Esta distancia atrae el favor de tu ausencia hasta los márgenes que corrigen el espacio del trozo de ser que me restas. Desviar la mirada es el hechizo que me mantiene engañada para soportar el miedo color de mis venas. Se sientan mis ganas a esperar tu llegada de vez en cuando para distraer la espera amarga vestida de tiempo decapitado. El eje de mi armazón se tumba de lado tapando un detrás y sufriendo un delante a veces tuyo, a veces abismo. Solo me queda precipitarme a mi propia piel una vez mas, para sellar márgenes que almacenen lo que una vez existio y fue compartidos entre nosotros. Ahora, el color gira a incoloro y ya no percibo ni las esquinas, ni los acontecimientos. Tu ausencia me ofrece la perdida en la lejanía de tus ecos y se escapan regresando despues a mi condena.
Cartografiar  el anhelo me ayuda a situarme en el cruce previamente a decisión. Nada conozco y sin embargo sigo respirando y me desplazo en cuanto a esperas largas que me hacen viajar pasando otra vez por ti, por mi, pero te vuelves a ir mudo de la misma forma que llegaste. Lleno de silueta muda te escondes en el pausado contorno de tu presencia ausente. 
Ahora si, medio dibujo un mapa que me ayude a sitiarme en la nada. Sé que es un imposible ya que no existen delimitaciones, por eso no importa donde permanezca, permanezco simplemente. Arrugo el espacio y paso por entre las grietas que me obligan a seguir un camino azaroso. Siento que estoy a  medias en cualquier parte y me reafirmo en los pliegues para no desvanecerme. Soy barrida por soplos cercanos, tal vez de tormentas reprimidas de ira. Pero mi apuesta continúa y llego precipitada a la ilusión de una estación que me da espera. La estación que empuja vagones a los márgenes. Uno  
de ellos lleva tu nombre, sin embargo, no estas dentro. Se escapa y me deja clavada pero sin plantas. Soy ya una línea más en este mapa. Me confundo con las diagonales  y los ríos. Ya, volver a seguir y 
buscarte es imposible. Me sirven entonces unas alas que abro para no sentir el vacío de los caminos. El recorrido hasta aquí ahora se vuelve pérdida y se esfuma sin remedio. Con ganas de seguir buscándote abro una puerta. Es la fantasía. Me ofrece; decidir, inventarte, escucharte, reflejarme, extasiarme y a veces inundarme de ira para recordarme a mí mísma que no muy lejos de esta puerta, al reverso, está la realidad. Está tu ausencia perdida que se resiste a mis encuentros, a mis persecuciones...
Y a partir de este instante, es este mapa lo que tengo tuyo, o quizás solo sea mio, o del propio vacío que nos barre y que fatalmente hace que ni siquiera nos encontremos en el polvo del trayecto. 
Sin remedio,evito la realidad para viajar y recorrer tu mundo mentor de mi mapa. Pero este mundo olvidado, no procura nombres, no procura destinos, ni paradas, ni direcciones...sólo un vagar sin sentido ni forma. Omnipresente mi cuerpo obligado a buscarte en tu tierra prohibida. 
 
 
 
Aurora L. Castaño

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