Dos, uno y otro.
El otro en callado silencio emite ruido de espejo, un reflejo sellado.
El uno se muestra en eco que invierte sustancia.
El otro aguardando mudez infinita, sin tierra, solo callada de hielo transparente.
El doble creído cubierto desde lo amado cuando deviene creación imaginante de apetito que traspasar.
Este es el colmo cubierto encontrado del verdadero amor, infinito, no afirmado, ni acotado, ni racionado, ni estrecho, ni único, solo sentido en un abrir acontecer errante deseoso de poseer sentido y ser poseído de sentimiento desde adentro en apetecible interior.
Todo apetito apetece desde adentro.
La no sustanfcia que reclama materia llena los huecos desesperados del no acontecer rítmico, no armonico, no esparcido, no levantado, no emergido.
El otro, en apetito de uno conlleva ruido de espejo, desde el no sitio, aquel que golpea dentro en el inmenso ser sentido respondiendo de sombra del uno ante el espejo del otro, apetecible sitio sentido del apetito mostrado.
Aurora López Castaño
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