miércoles, 26 de octubre de 2011

Para siempre; Ana Mendieta. (Artísta y Diosa)

Mi arte se basa en la creencia de una energía universal que corre a través de todas las cosas [...]. Mis obras son las venas de la irrigación de ese fluido universal. A través de ellas asciende la savia ancestral, las creencias originales, la acumulación primordial, los pensamientos inconscientes que animan el mundo. No existe un pasado original que se deba redimir: existe el vacío, la orfandad, la tierra sin bautizo de los inicios, el tiempo que nos observa desde el interior de la tierra. Existe por encima de todo, la búsqueda del origen (Mendieta 216).

La obra de esta artísta se origina en la intención de abrir un nuevo mundo desde el ser que no pertenece a ningún sitio, sino que, se manifiesta entre varios mundos como un alma fronteriza y es esta obsesión de querer transmitir lo feminísta-sagrado, la violencia y las nuevas estructuras sociales que repercuten en el papel sagrado y mágico para mostrarnos lo que el universo nos ofrece al integrarnos en la naturaleza para recuperar nuestro origen divino.
En muchas de sus obras representa la vida y la muerte a tarvés de su cuerpo que lo aisla en un aura sagrada y espectral de la vida fundida en la naturaleza.
Ana Mendieta intentó ser una artista con una identidad fronteriza, fue mujer y tanto con su cuerpo, como con la silueta del mismo, representó un deseo de comunión con el universo, una necesidad de entrar de nuevo a formar parte de la tierra, que para ella significaba lo esencial, lo que nos da la vida y a donde regresamos al morir.

los artistas que hacen un “pacto con Mefistófeles” y venden su alma deberán vivir con el precio de sus acciones, “ya que no hay nada más bello y humanizante en una obra de arte que aquello que agudiza las sensibilidades y abre nuevos mundos al hombre, la función de un artista no es un regalo sino una obligación” .
El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero33/laberint.html

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